dimarts, 14 d’abril del 2015

Construcciones imaginarias

Jacques-Alain Miller, psicoanalista francés, pronunciaba hace poco una "declaración de igualdad clínica fundamental entre los seres hablantes". Durante décadas, la psiquiatría fue ampliando la gama de enfermedades, hasta tal punto que uno de los responsables del sistema diagnóstico [de trastornos mentales] DSM, Allen Frances, hacía recientemente sonar la alarma, reivindicando el retorno de la idea de la normalidad.
Para el psicoanálisis, desde Freud, la normalidad como tal no existe, es una pérdida de tiempo reivindicarla. Pero Jacques Lacan radicalizó este pensamiento al decir que, al fin y al cabo, todos estamos locos, todos deliramos de un forma u otra -lo cual no quiere decir que todos los delirios sean iguales, ni que todos ellos constituyan una construcción sostenible, cosa que más allá de las categorías clínicas solo se puede juzgar caso por caso.
Pero no solo la locura es patrimonio de la humanidad. Miller, actualizando otro planteamiento de Lacan, planteaba que la debilidad mental también lo es. Y añadía que estamos todos condenados a la debilidad mental por lo mental mismo. Vivimos en gran medida entre construcciones imaginarias que tocan muy poco lo real. Cultivamos un mundo de sentido a rebosar, a veces demasiado, desarrollamos un culto por nuestro cuerpo narcisista. Nada de eso es tan inteligente y en realidad se basa en una tenaz pasión por la ignorancia. Pasión que, en otro orden de cosas, nos convierte en el tipo de ciudadano ideal para el sistema presente: el consumista. Que un adolescente pase cuarenta y ocho horas en la calle para comprarse el iPhone 6 no se considera un trastorno grave, lo convierte en el héroe del momento.


Enric Berenguer, Tengo síndrome de Down... ¿y qué?

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