El hombre es un animal vertebrado y tiene un alma inmortal, así como una patria, para moderar su alegría.
El hombre es producido de manera natural, aunque no lo encuentra natural y no le gusta hablar de ello. Lo hacen, sin preguntarle si quiere que lo hagan.
El hombre es un ser útil, porque sirve, mediante la muerte de soldados, para hacer subir hasta las nubes las acciones de las compañías petrolíferas, mediante la muerte de mineros, para elevar los beneficios de los dueños de las minas, así como la cultura, el arte y la ciencia.
El hombre tiene, además, el instinto reproductor y el de comer y beber, dos pasiones: buscar camorra y no escuchar. Se podría definir al hombre simplemente como un ser que nunca escucha. Si es sabio, ya hace bien: porque sólo raramente oirá cosas sensatas. A las personas les gusta escuchar: promesas, alabanzas, elogios y cumplidos. Tratándose de alabanzas, se recomienda hacerlas tres tallas más burdas de lo que se podría considerar posible.
El hombre no le permite nada a los de su especie, por eso ha inventado las leyes. Si él no puede, que los otros tampoco puedan.
Para poder confiar en una persona, es recomendable sentarse encima: uno estará seguro, como mínimo durante ese tiempo, de que no se escapará. Algunos también confían en el carácter.
El hombre se disgrega en dos partes: en una masculina, que no quiere pensar, y una femenina, que no puede pensar. Ambas tienen los llamados 'sentimientos': la manera más segura de provocarlos consiste en poner en funcionamiento ciertos puntos nerviosos del organismo. En estos casos algunas personas segregan poesías.
El hombre es un ser devorador de plantas y de carne; en viajes al Polo Norte, de vez en cuando también devora ejemplares de su propia especie; pero eso se compensa con el fascismo.
El hombre es una criatura política que se pasa la vida preferentemente amontonado en masas compactas. Cada una de las masas odia a las otras, porque son las otras, y odia a las propias, porque son las propias. Este odio último se llama patriotismo.
Todas las personas tienen un hígado, un bazo, unos pulmones y una bandera.; todos ellos son órganos vitales. Se dice que hay personas sin hígado, sin bazo, con un solo pulmón; personas sin bandera no hay.
Al hombre le gusta avivar la actividad reproductora débil, y para eso dispone de diversos medios: la corrida de toros, el delito, el deporte y la práctica de la justicia.
Personas que convivan juntas no hay. Sólo hay personas que dominan y otras que son dominadas. Pero nadie se ha dominado nunca a sí mismo; porque el esclavo que se opone es siempre más fuerte que el señor que pretende mandar. Cada uno es inferior es a sí mismo.
Cuando el hombre se da cuenta de que ya no puede levantar el trasero, se vuelve devoto y sabio, entonces renuncia a las uvas verdes del mundo. Eso se llama recogimiento interior. Las personas de diferentes edades se consideran mutuamente de diferentes razas: las viejas acostumbran a olvidar que han sido jóvenes o que son viejas, y las jóvenes nunca entienden que pueden llegar a hacerse viejas.
El hombre no tiene ganas de morir, porque no sabe qué vendrá después. Si cree que lo sabe, tampoco tiene ganas, porque quiere seguir un poco haciendo lo de siempre. Un poco significa aquí eternamente.
Por lo demás el hombre es un organismo vivo que golpea, hace mala música y deja ladrar a su perro. A veces da un poco de paz, pero entonces ya está muerto.
Además del hombre también hay sajones y americanos, pero éstos todavía no nos los han explicado y no tenemos clase de zoología hasta el próximo curso."
(1931)
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